Un entorno positivo

Un entorno positivo tiene tres características básicas:

  1. Estimula la creatividad (uso de colores, mantener un buen orden, introducir cambios para romper la rutina...).
  2. Calma el cerebro programado para sobrevivir, eliminando posibles amenazas a nuestra seguridad física (formas redondeadas de los muebles, no estar de espaldas a una puerta...).
  3. Inspira el cerebro con detalles y formas que lo entrenan para ser más positivo (luz natural, imágenes y frases inspiradoras, elementos arquitectónicos estéticos, buenas vistas naturales).

¡Decorar es mucho más que crear ambientes bonitos! Los espacios influyen en tu mente y en tus emociones, y pueden conseguir que te sientas más relajado, más seguro, más creativo. No se trata necesariamente de que gastes más dinero, sino de que optimices lo que ya tienes. Vamos a darte pistas que no requieren gastos, sino una reorganización de tu espacio. ¡Inténtalo y fíjate en los resultados!

«El espacio en el que vivimos debería ser para la persona en que nos estamos convirtiendo ahora, no para la persona que fuimos en el pasado.»
Marie Kondo

PARA CONSEGUIRLO, ESTAS SON ALGUNAS SUGERENCIAS DEL FENG-SHUI Y DE LA NEUROARQUITECTURA:

Los muebles con formas redondeadas son más seguros y menos agresivos para el cerebro. Si no los tienes, asegúrate de que los muebles con picos y cantos agresivos estén fuera de la zona de paso más habitual. Aristas y ángulos agudos en columnas, paredes o muebles son percibidos como un elemento agresivo por el cerebro. Los estudios de neuroarquitectura dan fe de ello: las resonancias muestran cómo al encontrarse frente a cantos agudos o puntiagudos se activa el área de la amígdala, relacionada con la alerta ante un peligro. En cambio, las formas curvas y redondeadas calman.

No pongas estanterías sobre la cama o en lugares donde se te pudieran caer encima: son un potencial peligro y generan estrés inconsciente.

Las ventanas con vistas naturales tienen un impacto benéfico en tu cerebro; si no las tienes, pon plantas o imágenes de plantas en tu casa. Introducir en casa elementos naturales aporta bienestar. Está demostrado que disminuye el estrés, favorece la concentración, la productividad y el aprendizaje. Incluso minimiza el tiempo de convalecencia en caso de enfermedad.

Chimenea: el fuego es un elemento básico que le sugiere al cerebro calor y vida.

Si no tienes chimenea, enciende velas y evita las luces artificiales demasiado crudas.

No coloques tu mesa de trabajo de espaldas a la puerta: el cerebro necesita sentirse seguro.

Pon fotos, cuadros o frases que te recuerden cosas bellas; estarás entrenando tu cerebro a pensar en positivo (el entorno influye sobre el tipo de pensamientos y sobre la producción de hormonas y neurotransmisores).

Cambia de vez en cuando los objetos o complementos de sitio: te sacará mentalmente de tu «zona de confort» y así potencias la creatividad.

Elige los colores que te rodean en función del ambiente que quieres potenciar: algunos son estimulantes, otros calmantes. Por ejemplo, evita colores fríos o muy estimulantes en el dormitorio. El feng-shui recomienda salmón, rosa, colores terrosos, vainilla, limón, verdes, azules suaves, lavanda...

Evita elementos activadores en el dormitorio, como una mesa de trabajo o un

Evita elementos activadores en el dormitorio, como una mesa de trabajo o un ordenador. Si no puedes evitar tenerlos allí, pon un biombo o mantén esa zona en orden.

Un hallazgo de la neuroarquitectura es que las dimensiones de las estancias condicionan la respuesta del cerebro. Un techo alto que aporta sensación de amplitud pone a «volar» la imaginación y favorece la creatividad. Un techo más bajo recoge, aporta una sensación de mayor protección, favorece los trabajos de interiorización y da paz.

Haz el esfuerzo de abrir tu casa y recibir a los amigos y a la familia. La ciencia muestra que los estímulos sociales favorecen la producción de células en el área cerebral del hipocampo, relacionada con la formación de nuevas memorias.

Además, se asocia con mayor salud y longevidad.

Escuchar o interpretar música en casa no solo estimula las áreas auditivas o motoras sino que influye sobre el desarrollo general del cerebro.

Ordena tu casa regularmente: es una forma de ordenar tus ideas y tu vida, de crear espacio mental para nuevos proyectos. Confía en tu intuición: ordena con energía, no dediques más de unos segundos a cada objeto. Cuando ordenes, pregúntate: «¿Me gusta este objeto? ¿Lo necesito? ¿Qué recuerdos me trae? ¿Necesita un arreglo, quiero arreglarlo? ¿Representa las cualidades que quiero tener en mi vida?». Uno de los grandes principios del feng-shui y de la neuroarquitectura es ¡como es afuera, es adentro!