Mala sangre: el duelo imposible

Hay ocasiones en que las "deudas pendientes" hacen imposible el duelo. La muerte inesperada genera, en estos casos, un quedar detenido y demorado en la vida: la persona no avanza, vive dando vueltas, postergando todo, y comienza a hacerse "mala sangre" por cualquier cosa.

En estas circunstancias no hay otro vivir que el que no sea para torturarse y atormentarse, de una manera reiterada y cotidiana. Detrás de esta vivencia, en realidad, se esconde otro sentimiento: no querer volver a recordar lo que quedó truncado, porque hacerlo puede traer a la conciencia afectos de nostalgia o de condena que la persona no puede tolerar y no resiste sentirlos.