Pequeñas revoluciones de los lectores

PEDRO: «Intento asumir que no todo depende de mí, que no tengo el control de las cosas, solo de mí.

Por ello, en vez de proponerme objetivos como “voy a hacer reír a esta gente”, objetivo sobre el cual no tengo el control, me digo “voy a pasármelo bien, que sí depende de mí”».

¡HAZ TUYA LA SABIDURÍA DE LOS ESTOICOS!: «NO CONTROLO EL MUNDO QUE ME RODEA, PERO SÍ QUE CONTROLO CÓMO RESPONDO A LO QUE ME PASA».

Este principio estoico es tan eficaz que se destaca en el Manual de liderazgo del Ejército de Estados Unidos como uno de los rasgos más importantes en los líderes:

«Es fundamental que los líderes mantengan la calma bajo presión y gasten su energía en aquellas cosas en las que puedan tener una influencia positiva, y no en preocuparse de cosas que no pueden cambiar». Este es un rasgo de buenos líderes, pero también de las personas que reaccionan inteligentemente en casos de crisis.

Así que si quieres incorporar lo mejor del estoicismo a tu vida, la próxima vez que estés en una situación estresante o difícil fíjate en cómo reaccionas (o en cómo reaccionan los demás): algunas personas pierden los papeles porque están centradas en cosas que no pueden cambiar; otras mantienen la calma porque centran su atención y sus pensamientos en aquello sobre lo que sí pueden tener un impacto.

Seguro que hay muchas cosas que puedes hacer para mejorar tu vida y la de las personas que te rodean: ayudar, mejorar y transformar de muchas maneras, pequeñas y grandes.

Pero si no hubiese nada que puedas hacer, si ves claramente que algo está fuera de tu control, entonces actúa como un estoico: céntrate en tu espacio interior, en tus pensamientos y creencias. Como dice Epicteto: «Entre aquello que no podemos controlar y nuestra respuesta a esa cosa, hay un espacio en el que tú decides en buena medida como quieres sentirte».

En ese espacio está tu libertad y tu poder.

Practica este principio durante unos días y te sorprenderá.