Estados Unidos: El poder del agradecimiento

En 1620, un barco llamado Mayflower («flor de mayo») zarpó desde Inglaterra. Llevaba a 102 personas a bordo, además de la tripulación. Fueron los llamados peregrinos, inmigrantes europeos que buscaban una vida mejor en Estados Unidos.

Dos veces tuvo que regresar el barco a puerto para reparar destrozos, pero por fin, a la tercera, logró alcanzar su meta el 11 de noviembre. Fueron los primeros colonos anglosajones que se establecieron en la costa Este de Estados Unidos.

Los pasajeros del Mayflower quisieron dar las gracias en 1620 porque sobrevivieron al viaje, porque encontraron un hogar. Estos peregrinos llegaron a Estados Unidos ya entrado el invierno, y los wampanoag locales fueron cruciales para ayudar a estos primeros colonos a sobrevivir. Esa fue otra razón para dar gracias. Y, aunque con el paso de los años y las llegadas de más peregrinos no todos tuvieron la suerte de sobrevivir al viaje o de encontrar comida y hogar, los vivos siguieron celebrando el día de Acción de Gracias, probablemente la celebración más importante y sentida de Estados Unidos.

También es una de mis celebraciones preferidas, porque se ha convertido en una cena especial, en la que reunir en torno a la mesa a familia, amigos y también a personas que están solas, para compartir con todos la fortuna de estar vivos, de haber sobrevivido a los pequeños y grandes avatares de la vida, y de vivir el agradecimiento por todo ello.