No le pude decir...

Otra cosa que pensé cuando me confirmaron el asesinato de Carlos: pero, todas las cosas que me quedaron en el tintero. Tantas cosas que teníamos para hablar. Habíamos quedado en hacer tal proyecto.

Ésta es otra importante circunstancia: ya no voy a poder cerrar lo que no cerré. Cuando mi padre se estaba muriendo, estando aún en su casa, lo fui a ver. Le hablé y le dije que me perdonara todo lo que debía perdonarme, que lo quería. Me despedí anticipadamente, cancelé, internamente, las cuentas pendientes. En las muertes inesperadas esto no es posible, siempre nos quedamos en vilo, con palabras en la boca y caricias en las manos. Las muertes inesperadas son irreparables.