Nunca aflojes

Soñé que estaba en una pequeña embarcación, solo y en la mitad del océano. No había tierra a la vista. De repente comenzó una terrible tormenta. Me abatía la lluvia, el fuerte ventarrón me alzaba y parecía echarme fuera del bote. Me agarré fuertemente al mástil del bote y me sostuve con todas mis fuerzas mientras el barco se mecía entre las olas. Cada vez era más fuerte el viento y era más difícil sostenerme. Parecía que los elementos querían hacerme saltar del palo del mástil. Llegó al punto de que casi me suelto. La presión era terrible y pensé que jamás cesaría.

Pero me sostuve y luego en mi sueño, me desperté y estaba en la cubierta del barco y la tormenta había cesado. El cielo estaba azul claro y el mar estaba perfectamente en calma. Me había sostenido durante toda la tormenta y había sobrevivido.

Cuando desperté me di cuenta inmediatamente que ese sueño había sido como una señal de que debía seguir en la clínica de animales. Seguí trabajando allí a pesar de mi alergia y débil estómago. Algunas veces fue tan terrible como mi sueño de la tormenta. ¡Afortunadamente persistí y me sobrepuse a la verdadera tormenta! Todos los días después de clase y durante las vacaciones trabajé allí durante los siguientes dos años. Desaparecieron mis alergias. Manejé los gatos más salvajes y aun llevé a cabo pequeñas cirugías como limpiar y suturar un absceso o sacarle una muela a un perro y aun tomar solo muestras de sangre. Ya no me desvanezco cuando me ponen una inyección.

Todo consiste en persistir. Cuando estés en una situación difícil ¡aguántate!, jamás aflojes. Imagínate que estás en una barquita y la tormenta trata de arrojarte. No aflojes, salvo que la tormenta destruya tu barco y comience a hundirse. Sólo entonces puedes saltar para evitar hundirte junto con el barco. Salvo en ese caso, ¡siempre debes persistir!