La razón

Dos hombres estaban plantando unas semillas cuando una abeja comenzó a rondarles. Uno de ellos, sin pensarlo, dio un manotazo en el aire y la mató.

—Pero ¿qué has hecho? —le increpó el otro— has matado a una abeja, es una vida como la tuya y la mía.

—Pero es que estaba a punto de picarme y ya sabes que soy alérgico.

—Aun así no deberías haberla matado, era un ser vivo.

—Ya, pero iba a picarme, ya te lo he dicho.

En esa discusión estaban cuando decidieron ir a visitar a un sabio que vivía cerca para ver quien de los dos tenía razón.

Mientras caminaban hacia su casa se les unió un vecino que había presenciado toda la discusión y deseaba conocer el desenlace de la misma.

—Sabio, mi amigo ha matado una abeja por miedo a que le picase y yo le he contestado que no debía hacerlo, pues no deja de ser una vida, creo que ha actuado mal, ¿usted qué piensa?

El sabio meditó durante unos segundos:

—Sí, es cierto, tienes razón.

Su compañero, sorprendido, no pudo contenerse y protestó.

—¡Qué! ¿Cómo que tiene razón? Si no hubiese matado a la abeja y esta me hubiese picado, la vida que habría corrido peligro sería la mía.

El sabio se quedó en silencio de nuevo y, tras unos instantes, contestó:

—Sí, es cierto, tienes razón.

El vecino, que hasta ese momento no había dicho nada, sorprendido por la respuesta, también intervino en la discusión:

—¿Cómo es posible que ambos tengan razón si sus planteamientos son contrarios?

El sabio volvió a meditar durante unos instantes:

—Sí, es cierto, también tú tienes razón.