Josefa Luque Álvarez

Josefa Rosalía del Corazón de Jesús Luque Álvarez (18-3-1893, 31-7-1965) nació en la ciudad de Villa del Rosario, provincia de Córdoba, en la República Argentina, el día 18 de marzo de 1.893, siendo sus padres Don Rafael Eugenio Luque y Doña Dorotea Álvarez. Educada en el Colegio de las Carmelitas Descalzas de la ciudad de Córdoba.

Teniendo como base moral y espiritual el cultivo interior, el "conocimiento" de sí mismo y la unión íntima con la Divinidad por medio de la meditación, en cuanto al individuo en particular; y a la divulgación del ideal Cristiano por el ejemplo y la divulgación de las Obras.

En el año 1.910, obtiene el primer premio y diploma por su trabajo "Lauros y Palmas", en el certamen que, en conmemoración del centenario de la revolución, organiza la Sociedad Damas de la Providencia y patrocinado por la Universidad Nacional de San Carlos, El gobierno de la provincia y municipalidad de la capital de Córdoba.

Circunstancias de la vida la llevaron a vivir en la ciudad de Buenos Aires, donde colaboró con su prosa y poesía en revistas espirituales cristianas.

En el año 1.932 aproximadamente se radicó en el Delta bonaerense.

Fundó la Escuela "Fraternidad Cristiana Universal" el año 1.939, en el Santuario de Neghadá, ubicado en una isla del Delta Argentino.

Allí comenzó a escribir lo que luego conformaría una hermosa tetralogía: "Orígenes de la Civilización Adámica", "Arpas Eternas", "Cumbres y Llanuras", y "Moisés", que fue la última terminada días antes de su desencarnación.

Todo libro o escrito está dirigido a lectores ya determinados. En su caso a los buscadores sinceros de la Verdad, la Justicia y el Amor.

Cuál fue la voluntad determinante: el dar a conocer enseñanzas y vidas Mesiánicas del Guía e Instructor de esta tierra, y que fueron un calco perfecto de la Idea de Dios.

Extraído de lo que está grabado en forma indeleble en el Archivo de la Luz Eterna.

Como todo aquel que con esfuerzo y sacrificio desentraña de amontonamiento de piedras y malezas la riqueza de la tierra; así la autora tuvo que desarrollar su Obra entre la inconsciencia de seres que con distinto miraje se acercaron a ella, no comprendiendo la magnitud de la misma.

La lectura de su libro "El Huerto Escondido", evita el entrar en detalles; en su diálogo con el Cristo desahoga su alma y trasunta el dolor causado por la incomprensión de las criaturas humanas.

No ha de ser el discípulo mejor tratado que su Maestro.

Conocedores de la Obra de Santa Teresa de Jesús establecen un paralelismo entre las mismas.

Al ver su Obra, hay que admirar la voluntad férrea para llegar a concretarla, y poder dar vida nuevamente al Cristo, entre nosotros, reflejada en un libro.

Y con la finalidad de hacer surgir de lo profundo de nuestra alma el Ideal inculcado por nuestro Divino Maestro: la Paternidad de Dios y la Hermandad Universal; y que en su postrera vida de Jesús de Nazareth trató de grabar a fuego en nuestros corazones.

La Ley Divina dio los recursos necesarios a nuestro espíritu para despertar la conciencia de que integramos una alianza milenaria y el deber que nos corresponde en este final de ciclo, y en esta hora decisiva de nuestra evolución.

La personalidad de la autora se diluye ante la magnitud de la Obra, y se agranda por haberle dado vida. Su espíritu es esencia en Dios. Nuestra alma aspire a lo mismo. Paz, esperanza y amor sobre todos los seres.

Fuente: https://elcristoes.net/biografa.htm