Tomando en cuenta estos tiempos que estamos viviendo la salud por sobre la enfermedad, transmito la necesidad de potenciar, a través del juego, los aspectos resilientes de los niños, niñas, adolescentes y adultos hospitalizados y ¿por qué no?, de los que están en casa por la situación emocional que pudiesen estar viviendo en estos momentos de cuarentena, pudiendo hacer frente, desde sus posibilidades y fortalezas, a la enfermedad que puedan padecer, física o emocionalmente.

Es aquí que como Payasos de Hospital, como habilitadores de un espacio diferente dentro del contexto hospitalario, comunitario y/o familiar, teniendo un rol relevante en función de la salud (entiéndase desde los aspectos bio-psico-sociales), somos creadores de ausentar la condición presentada por los niños, niñas, adolescentes y/o adultos; para transformarlas en un mundo imaginario que los haga sentir sano más allá de su enfermedad o malestar.

Al entrar a un hospital pediátrico no nos encontramos a niños o adultos enfermos, sino a niños o adultos luchadores que están padeciendo una ausencia de bienestar, que están atravesando un momento difícil y que quebró con sus momentos habituales y los de su familia, generando así, una serie de miedos que por ser una situación nueva puede implicar un juego emocional ya advertido.

Y es aquí dónde entramos los Payasos de Hospital, ofreciendo una atención completa a las necesidades de salud de los pacientes hospitalizados y sus acompañantes, teniendo en cuenta tanto los aspectos físicos de enfermedad y hospitalización, como las derivaciones emocionales que puedan generar de estos procesos tanto para los niños, jóvenes y/o adultos y sus familiares.

Me remito al estado de Resiliencia como la capacidad de cada individuo de enfrentar, sobreponerse y fortalecerse o transformarse por experiencias vividas de adversidad, y eso lo apunto porque cada uno de nosotros en algún momento lo ha vivido. Que se los digo yo…

En condiciones normales, un niño sano es capaz de jugar adecuadamente, y por el juego, un niño puede ser saludable gracias a su capacidad de jugar, subjetivamente modificado desde el inicio de su vida. Y es entonces, dentro de los hospitales dónde no deberían verse privado durante su hospitalización, no sólo como una necesidad, sino porque, también, es un derecho que le ha sido otorgado. Y no muchos doctores están de acuerdo en eso.

Si se tiene en cuenta esta fortaleza del ser humano que es la Resiliencia, cada uno maneja a su propio criterio su barco, es su propio capitán. Puede naufragar en el inmenso océano de las adversidades o simplemente dirigirlo a un puerto seguro, teniendo que ver mucho con un adentro y afuera de su Súper YO. Y a esto yo lo llamo autoestima, la iniciativa, el humor, la risa y la creatividad, todos presentes al momento de jugar, distraer o estar en el propio juego del niño, en este caso…. Y porque no, también en el juego y en los cuentos en los adultos.

Estamos en una situación que o nos hace reflexionar sobre lo que somos, hacemos y tenemos o nos hundimos en este océano ávido de tiburones cazadores de sueños, ilusiones si no sabemos dirigir el barco.

Sean las condiciones que sean, la actividad esencial del niño es el jugar, su única ocupación en cada momento es de ser feliz jugando, creando, divirtiéndose inventando, cosa que ya los adultos han perdido en el transcurrir del tiempo, modificando a gusto de la sociedad, lo que por nacimiento les pertenece, ser feliz. Sólo por preocuparse de conseguir cosas materiales para sentirse feliz.

En el mundo del niño hospitalizado o no, su manera de entender el mundo y de dominarlo es simplemente el juego. Mientras el niño juega, el mismo va creando reglas, desarrolla su imaginación y su inteligencia, reafirma su personalidad, se comunica y libera sus sentimientos de ansiedad (buscando pronta soluciones) y miedo (de fracasar y volver a intentarlo), como así también de dominio y control. A los niños nunca se les preparan para fracasar o equivocarse, por lo contrario, el payaso de las equivocaciones saca lo mejor de sí y de los que lo rodean, haciendo del momento algo más placentero y divertido.

El juego del Payaso de Hospital cumple un rol terapéutico dentro del contexto de un área hospitalaria o comunidad, pues el niño necesita seguir jugando mientras se encuentra hospitalizado o en condiciones adversas en la sociedad para seguir creciendo como ser humano, buscando a través de posibilidades sus mejores fortalezas del SER. Siendo el juego muy diferente a jugar ya que cada quien le da su personalidad y su capacidad creativa muy propia.

¿Y si un niño no puede jugar?

Como observadores es importante tener en cuenta qué ocurre con un niño que está hospitalizado no puede jugar o poder identificar la presencia de un problema.

Si un niño no juega, no es sólo porque está padeciendo una condición, debemos indagar ir más allá de ello, qué es lo que está ocurriendo en él o sus acompañantes. Esto, pudiese ponernos a pensar qué es lo que está sucediendo, para poder llegarle tanto a él o a sus acompañantes y promover un cambio, desde sus fortalezas, potenciando su Resiliencia; y las condiciones de salud del porque se encuentra hospitalizado.

Somos arquitectos de espacios

Al igual que hermanos a la obra, (programa televisivo en D&H), irrumpimos el orden de la vida ordinaria, destruyendo temporalmente para levantar en su lugar, el orden de manera lúdica, los juegos, lo imaginario, lo creativo, la expresión. Creando un espacio un espacio donde los niños y acompañantes sean capaces de poder expresarse libremente, logrando una comunicación efectiva con los demás. Es aquí donde el niño puede y sabe manifestarse con total libertad. Y es con este fin que nosotros como Payasos de Hospital hacemos nuestra entrada, guiando al paciente y acompañante a través del juego e interacción, hacia un estado lúdico, donde pueda expresar sus emociones, sus necesidades de comunicarse, logrando de esta manera una mejor vinculación con el entorno que lo rodea, llámese habitación, llámese comunidad.

Nosotros al entrar, transformamos el espacio hospitalario, poniendo color y sonrisas a un ambiente gris y oscuro, dejando de esta manera, un espacio a la medida del niño. Dejando en pie, que el niño se identifica con nosotros porque le damos con facilidad, las herramientas para divertirse sabiendo que podemos y sabemos jugar, entra en confianza y es niño otra vez.

Nuestro Clown está basado de características propias de cada niño, su comportamiento, su forma de razonar, su manera de afrontar los problemas, desobedecemos, nos rebelamos, jugamos, somos inoportunos, etc; haciendo que cada niño se conecte en cada visita con un Payaso específico de acuerdo a su personalidad. Es por estas características que nosotros como Payasos de Hospital nos presentamos como un aliado ideal para el juego del niño.

Sabemos que nuestro rol es terapéutico y por lo tanto, debemos estar pendiente de lo que ocurra en el juego con el niño o los niños dentro de una habitación o espacio no convencional (digo comunidad), observando qué sucede durante el acontecer del juego. Si el niño no puede jugar, procuraremos guiarlo hacia un estado en el que pueda hacerlo, para lo cual deberemos tener en cuenta qué tipo de obstáculos pueden estar afectando en ese momento al niño.

Por el mismo hecho de ser arquitectos de fantasías, de ilusiones, no nos presentamos ante el niño o los niños con una rutina armada previamente, nuestra poderosa herramienta es la improvisación como llave maestra de la creatividad, y nuestra caja o soporte son las técnicas Clown aprendidas y desarrolladas. Llenando con estímulos de todo tipo el vacío que los embriaga el miedo de estar en condiciones adversas al bienestar.

No desplazamos ni supimos la tarea del personal sanitario con respecto a la salud del niño, colaboramos con el mejoramiento de mismo. Es por esta razón reforzar el apoyo del equipo de salud que lo atiende habitualmente y que nos pueda brindar datos de suma importancia respecto del paciente.

Reflexiono con la necesidad de un cambio

Siendo Payaso de Hospital, considero una necesidad de seguir promoviendo y ampliando (desde nuestro mundo particular), distintos espacios de juego para los niños que se encuentran hospitalizados o dentro de una comunidad, para continuar su proceso de crecimiento en forma saludable, además de ser un derecho que está contemplado en nuestra Constitución y que debería ser cumplido en la realidad efectiva.

Por esto digo con orgullo que ¡Ser un Payaso de Hospital es ser un agente de buena salud!